El martes tuvimos una clase al estilo americano. Realizamos nuestras primeras prácticas naturales.
Emi, la mamá de María, nos trajo a clase, el corazón de una perdiz. Su corazón se parece mucho, al corazón del cuervo. Esto nos iba a permitir conocer muchas cosas sobre este órgano tan importante para la vida.
Lo primero que nos sorprendió fue la forma que tenía. ¡No se parecía a los corazones que dibujamos nosotros!
Queríamos ver cómo era por dentro.
¿Tendría sangre?
¿Se verían las venas?
¿Qué aspecto tendrá?
María intentó abrirlo pero nuestra primera sorpresa es que estaba muy duro.
Lo intentamos con más ayuda, pero tampoco pudimos.
Al final lo abrimos por los laterales con ayuda de la seño y por fin pudimos comprobar cómo era por dentro.
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